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Un colegio. Y los antros, burdeles y cantinas.

Por Salvador Hernández LANDEROS.

El mandar desalojar un colegio como medida de presión política, dista mucho de hacer un bien ciudadano al clausurar antros, burdeles o cantinas.

No hay comparación entre una y otras acciones, lo cual hace notar que el joven Samuel García, no tiene madurez política para entender la diferencia.

No se trata de defender a Zeferino Salgado, quien no es un Santo, sino de hacer entender al gobernador que los perjudicados fueron los estudiantes.

Se imaginan, que “El Bronco” hubiese mandando desalojar el Colegio San Patricio al recordar que AMD lo detuvo por secuestrar camiones urbanos. 

Las diferencias políticas, mal que bien, con el tiempo se las pasan por “el arco del triunfo”, pero desalojar un plantel educativo, es una gran mancha.

Es reprobable, por el lado que se vea, que el Estado, o Samuel, que son la misma cosa, haya enviado a varias dependencias para cobrar una afrenta política.

Al Consorcio Educativo Internacional Warden, ubicado en San Nicolas se presentaron funcionarios de diferentes dependencias estatales para clausurarlo.

A esa institución educativa acudió personal de la secretaría de Salud, de Protección Ambiental, Secretaría del Trabajo y de Tesorería del Estado.

Zeferino Salgado alega que es maestro de esa institución y, hasta podría ser socio o el propietario único, pero afectar a terceros, tiene otro nombre.

El ex alcalde se defiende y acusa al gobierno del Estado de realizar una persecución política en su contra por ser parte de una mesa de diálogo.

Samuel García debe reflexionar en sus acciones. No está exento de un fracaso político. Sería muy lamentable, para él, quedarse a la mitad del camino.

chavalolanderos@yahoo.com.mx

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