Por Salvador Hernández LANDEROS.
Mi bisabuela Daría Ortiz, esposa de Vicente Landeros, cuando veía que alguien se avorazaba por algo, solía decir: ¡Úfale, atáscate panza “pufú tafá”!.
La neta que con sorna la recuerdo, cuando veo o presencio a la gente que se avoraza al embriagarse, comer y/o endrogarse al comprar tal o cual cosa.
Del pasado viernes a este día de asueto, por el “Buen Fin”, del “Pal…Norte” y “El Covid”, la he pronunciado más moderada. ¡Úfale, atáscate cafá brofón”.
Aunque suena frívola, la frase es un cierto reproche por no medir o prevenir las consecuencias que vendrán por abusar excesivamente de lo que se hace.
El ver y leer noticias sobre la movilidad de la gente en compras, supuestamente ofertas, en la diversión y embriaguez, en unos días nos podríamos arrepentir.
Es una pena que no cuidemos la salud ni la economía. Ni por nosotros mismos ni por nuestra familia. Ojalá, en verdad, no andemos con el Jesús en la boca.
En la economía, el aguinaldo se va a ir en los abonos del buen fin. Abonar el doble en las tarjetas de crédito para regalos de Navidad o cena de Año Nuevo.
Ayer domingo, 14 de noviembre, fue el “Día Mundial de la Diabetes”. Quién sabe a cuántos se les subió la azúcar con las compras y gastos desorbitados.
En cuanto a la salud, es lamentable que no respetemos, o nos valga, no atender las indicaciones de las autoridades sanitarias para evitar los contagios.
La secretaria de Salud, Alma Rosa Marroquín Escamilla nos advirtió que las hospitalizaciones por causa del Covid-19 van en aumento y aún existe riesgo.
El Covid-19 está entre nosotros, ronda en nuestro entorno. No respetamos la sana distancia y andamos como en manada por las calles. ¿Nos la mentamos?