Por Salvador Hernández LANDEROS.
Cosas de futbol. Mientras que en El Volcán miles de aficionados apoyaban a morir a los Tigres, el presidente del equipo, ni se enteraba de lo que sucedía.
La noche del miércoles, de las 21 a las 23 horas, el estadio Universitario vibraba por el entusiasmo de los hinchas tigres para presionar al rival, a Rayados.
Y no solo los hincas locales, también un grupo de aficionados tigres, a 8 horas de diferencia, a las 5 de la mañana del jueves, se enteraban de lo que ocurría.
Los aficionados, hacían fila para abordar el vuelo que los trasladaría del aeropuerto Barajas, de Madrid, España al aeropuerto de Apodaca, NL, MX.
Vestidos con pants y camisetas del Club Tigres, a 8 mil 706 kilómetros de distancia, en Europa, se dieron cuenta cuando Meza engañó a Nahuel.
Les caló ese gol, pero más les calaba que un personaje reconocido por ellos ni siquiera se interesaba por “el polémico beso” que incendió todo El Volcán.
Ese personaje no era otro que Mauricio Culebro Galván, presidente del Club Tigres, quien se suponía que debería estar en el estadio apoyando al equipo.
Culebro Galván, esos aficionados y 200 pasajeros más, viajaron 11 horas en el vuelo 0035 de Aeroméxico, para arribar la tarde del jueves en Apodaca.
Por cierto, en ese mismo vuelo, también viajaba el ex alcalde de San Pedro, Mauricio Fernández, quien recién inauguró su museo en tierras españolas.
La pregunta es, qué andaba haciendo Culebro Galván en España, cuando se supone que debería dar y entregar todo su apoyo a los jugadores en la semifinal.
Otro Mauricio, pero de apellido Doehnner, presidente de Sinergia Deportiva o enlace de Tigres-CEMEX, podría aclarar la ausencia de Culebro en El Volcán.
