Por Salvador Hernández LANDEROS.
Cuando el gobernador regrese de sus vacaciones, merecidas o no, se va a encontrar que, en su familia, conste, laboral, no andan nada bien las cosas.
Hay descontento entre la mayoría de los burócratas estatales, agremiados en el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado, o sea, el SUSPE.
La inconformidad es con el secretario general, a quien “no ven ni como líder ni dirigente”, Ricardo Cavazos Balderas, hijo del fallecido Juan Manuel Cavazos.
Los ánimos están caldeados y van a subir de tono porque Cavazos Balderas, ni siquiera le ha informado a la base los acuerdos del nuevo convenio laboral.
Recién se llevó la firma con todos los honores correspondientes, “honores” que no se reflejaron en la nómina, ni siquiera en el bono de puntualidad.
Los burócratas andan preocupados y enojados porque no saben que sorpresa, mala, les espere en el pago de sus prestaciones acordadas en el convenio.
El ambiente está caliente, no sólo por las prestaciones, sino porque Ricardo Cavazos no asume funciones y su hermano Juan Manuel es quien dispone.
Le están armando un expediente grueso al gobernador de las irregularidades que existen y que quien las solapa es Carlos Garza Ibarra, el Tesorero estatal.
Aseguran que, si el gobernador dice que, “en su gobierno no hay corrupción y todo lo que huela mal se va”, que empiece por el SUSPE, donde sí apesta.
Le pedirán que cuide sus ojos, “porque se los están picando los hermanos Cavazos Balderas, identificados plenamente con Adrián de la Garza”.
En el expediente hay anotaciones sobre negocios y miembros del comité, que cuentan con un patrimonio, que, si les suman años y sueldos, nunca lo hubieran logrado.
