Por Salvador Hernández LANDEROS
Sin la presencia de Samuel o Aldo, Gerardo Palacios Pámanes relevó en el cargo al Comisario de Fuerza Civil, Jorge F. Garza Morales, a quien “le echó tierra”.
El cambio de mandos se llevó, como se dice, en “lo oscurito”, sin dar acceso a los medios de comunicación y sólo se anunció el evento a través de un boletín.
En el comunicado no se precisaron los motivos por los que Garza Morales fue separado, pero en el discurso del nuevo comisario, se dejó entrever el porqué.
Es más, en la nota informativa de El Norte lo señala textualmente de la siguiente forma. “Durante su discurso Pámanes aseguró que su prioridad al mando de la corporación será combatir la violencia en contra de las mujeres” (sic).
Obvio decir eso. La violencia contra las mujeres es la nota de actualidad, ha sido durante dos semanas “el pan nuestro de cada día”.
Entrado en entusiasmo Pámanes continuó: “Volveremos a la escencia de Fuerza Civil como policía de reacción e innovación, elevando nuestras capacidades operativas con más sistemas de inteligencia y análisis” (sic)
Así, o más claro. Eso de “volveremos” y “elevando nuestras capacidades” son un indicativo de que el ahora ex comisario “habría extraviado la escencia y empinado las capacidades” de Fuerza Civil durante el año que estuvo al frente de la corporación.
Claro que también está el extra de que la Seguridad Pública no está en manos de Samuel García, ni dentro de su fantasía de lo del “Nuevo Nuevo León”.
Para identificarlo de alguna forma, Aldo Fasci y Gerardo Palacios Pámanes, son elementos del mismo corral (padrino) y cuentan con la bendición del “maestro de lujo” del tercer doctorado de Samuel.
O sea, no hay nada Nuevo bajo el Sol de Nuevo León. Ni siquiera en eso.