Por Salvador Hernández LANDEROS.
No hay la intención de andar de “aguafiestas” en esta época decembrina. Se trata de hacer conciencia y evitar el desperdicio de los “sagrados alimentos”.
Actualmente, la famosa “Canasta Básica” ya no alcanza para alimentar a una familia. El frijol, la tortilla, el huevo, la leche y las frutas, están por las nubes.
En muchos hogares hay hambre. Su economía no les va a alcanzar para la pierna de pavo, el bacalao, la paella. Si acaso, sólo para los tamales de frijol.
Hagamos conciencia de la cantidad de alimento que preparamos diariamente para desayunar, comer, cenar y cuánto es lo que dejamos en el plato.
Para que se den una idea del porqué lo anterior, un estudio del BM dice que, durante el año, los mexicanos tiramos a la basura millones de kilos de comida.
El Banco Mundial, literalmente, nos dice que los mexicanos arrojamos a la basura, 42 mil kilos de alimentos por minuto. Comida cara y la desperdiciamos.
Es un desperdicio de 24 millones de toneladas al año. Ello incluye frutas, verduras, cereales y abarrotes, suficiente para acabar con el hambre en el País.
De acuerdo a ese estudio, en lo económico, el desperdicio de comida en México alcanza una pérdida de 40 mil 916 millones de pesos mensuales.
El desperdicio alcanzaría para sacar de la pobreza alimentaria a 29 millones de mexicanos que carecen de ingresos para comprar “la Canasta Básica”.
El consumo de alimentos en restaurantes, fondas o taquerías arroja cifras muy similares con el desperdicio casero, aunque el beneficio es para mascotas.
Ya lo sabe. En un restaurante pida lo que se va a comer. En casa, no guise de más. Si le alcanza, comparta, pero por misericordia, que no sean sobras.