Por Salvador Hernández LANDEROS.
A casi 15 meses de haber asumido como gobernador, la población de Nuevo León, nada tiene que agradecer a Samuel García y, sí, mucho que reclamar.
Del 4 de octubre del 2021 a esta fecha, no hay algo positivo, ni siquiera su intención de “un nuevo comienzo y con estilo conciliatorio”, como lo ofreció.
Retrocediendo meses, la noche que asumió, Samuel García en su mensaje dijo que: “llegaba a tender puentes con la clase política, IP y sociedad” (sic).
Con el Congreso propuso: “Sustituir los vetos legislativos por el diálogo”. En cambio, el 23 febrero de este año, “los diputados vetaron sus vetos”. ¡Gulp!
Igualmente propuso: “Una coordinación con los alcaldes Metropolitanos”. Es fecha que no existe tal coordinación, les regateó participaciones y ¡los vituperó!
También anunció que tenía un consejo privado, fuera de gobierno, “a quienes pidió “jalar orejas” cuando se requiriera”. Actualmente, ¡No tuviera orejas!
De ese Consejo se deslindó Fernando Elizondo, más no Francisco Garza Egloff, Lourdes Dieck, Francisco Garza y Mauricio Doehner, de Sinergia Deportiva.
Luego de tomar protesta, Samuel y Mariana Rodríguez caminaron del Teatro de la Ciudad a palacio de Cantera, como presagio para los usuarios del camión.
Según él, iba “a apagar fuegos”, afrontando la herencia de “bombas” que le dejó su antecesor, Jaime Rodríguez, de las cuales, ¡no ha apagado ninguna!
El pueblo no tiene nada que agradecer. El transporte, metro y camiones están peor. La inseguridad, ni compararla. Y lo del agua, pues, ¡a parir este verano!
De lo que sí debe acordar Samuel García en estos 15 meses, fue lo que mencionó al entrar al despacho del Gobernador, según consta en El Norte, sección local.
“Mira, Marianis, la silla que vuelve loco y dizque idiotiza”, Conste, él lo dijo.
