Por Salvador Hernández LANDEROS.
El desaparecer los Poderes en el estado de Tamaulipas no se trata de un simple acuerdo político. Eso llevaría más de un sexenio y un alto costo de vidas.
El líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, debe explicar con sensatez el cómo y la forma, para promover esa desaparición de Poderes.
Eso de que “me gustaría un acuerdo político antes de iniciar todo el procedimiento”, no es más que calmar la rabieta de un obnubilado presidente.
Monreal Ávila debe asumir con seriedad y responsabilidad su función en el Senado y no aparecer como “patiño presidencial” y complacedor de gustos.
Desaparecer los Poderes en el Estado de Tamaulipas, y principalmente los de la frontera con Estados Unidos, llevaría más de tres sexenios, como mínimo.
El Senador Ricardo Monreal le pega al inocente, porque no creemos que sea tan ignorante y desconozca quiénes mandan en territorio tamaulipeco y otros.
¿Acaso ignora donde están confinados Tomás Yarrington y Eugenio Hernández? No recuerda que pasó con Manuel Cavazos Lerma en los noventa.
Que recuerde el más reciente pasado, que costó la vida al candidato a gobernador y su lugar ocupado por el hermano a dos meses de la elección.
Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador por el Partido Acción Nacional, habrá de buscar la forma de defenderse, por su bien y de sus gobernados.
López Obrador puede echarle encima a la FGR, UIF y todas las instituciones para encarcelar al gobernador, pero desaparecer lo Poderes, sería una guerra.
Mal la postura de Montreal. ¿Pediría lo mismo para los estados de Sinaloa, Michoacán, Sonora y Chihuahua? Igual hay Poderes, pero con otras siglas.