Por Salvador Hernández LANDEROS.
Aún no inicia su función como alcalde del municipio de Escobedo, pero Andrés Concepción Mijes Llovera carga ya sobre sus espaldas una pesada loza.
El reto de Mijes Llovera tiene dos caminos. Elevar la calidad del municipio y colocarlo a nivel de prosperidad, o bien, terminar como sepulturero de Abel.
Su gestión será de trascendencia. En el futuro podría ser conocido como “Mijes A.C” o “Mijes D.C”, pero todo dependerá de lo que él quiera ser.
Sin hacer a un lado su fidelidad y lealtad a quien lo llevó al cargo, habrá de quitarse algunas lacras e hilachos que por años han medrado en Escobedo.
Son lacras o hilachos que se han colgado de las bolsas de Abel o en las bastillas de las faldas de Clara Luz, pero, a la hora buena, sirvieron para tres cosas.
Una muestra muy palpable es lo poco o nada que aportaron en la campaña de Clara Luz Flores. Del primer lugar, la sumergieron al cuarto lugar.
Si esos colaboradores apoyaron o no la campaña presidencial, con esa incapacidad, el futuro de Mijes, Abel y Clara Luz, no pinta para nada bien.
Escobedo requiere una limpia total. Abel y Clara Luz lo pueden entender y comprender. Mijes requerirá de apoyos, no de imposiciones ya muy gastadas.
Los habitantes ya probaron otra miel. Tal parece que la de MORENA no les gustó y se pueden regresar al PRI, todo es cuestión de un buen priista.
El municipio requiere más conexiones con sus municipios vecinos y las carreteras que los traslade a otros lugares. Avenidas amplias y fluidas.
El cacicazgo de Abel no ha terminado. La muestra es Mijes. Pero la estructura necesita ser renovada y con visión más amplia, no chacharera. ¿estamos?