Por Salvador Hernández LANDEROS.
Si el hijo menor del presidente padeció Covid-19 y no lo contagió a él, eso no garantiza que otros papás no puedan ser contagiados por sus propios hijos.
El presidente Andrés Manuel contó que: “su hijo menor Jesús Ernesto dio positivo, pero que no lo contagió a él ni a su esposa Beatriz”. ¿Y eso qué?
En verdad que desespera esa postura tan simple y ramplona del presidente de México. Lo peor es que en sus palabras no hay una mínima de credibilidad.
Sobre todo, porque agrega que: “a los adolescentes no les pega fuerte, es una prueba, a Beatriz no le gusta; lo digo para ayudar a quitar miedos”. ¡Órale!
Qué pretende López Obrador con su comentario. Hacia dónde va dirigida su intención. ¿Está dando un banderazo para que salgan y no se queden en casa?
¿Pretende acaso que los padres de familia le apoyen en su testaruda decisión del 30 de agosto? Que manden a sus hijos a la escuela, a las clases presenciales.
Jesús Ernesto no tiene culpa de ser el hijo menor del presidente de México, en comparación con los hijos de obreros o desempleados, que los hay.
No es el mismo tratamiento. El hijo del presidente está bien comido. Mejores cuidados en su salud. Sin ninguna necesidad de salir a ganar un peso.
Claro, todavía falta saber si en realidad es verdad que su hijo padeció Covid-19. ¿A poco nomás porque lo dice el presidente es cierto? ¿Lo puede comprobar?
Y si es cierto, por qué no lo dijo antes. Por qué no habló de ese problema de salud de su hijo desde un principio. La pandemia nos atañe a todos en el País.
Si comenta que su hijo padeció el Covid-19, dónde andaba para que lo hayan contagiado. Quien lo contagió, no traía cubre-bocas ¿O no es necesario?
