Por Salvador Hernández LANDEROS
El presidente Andrés Manuel ha tenido desaciertos en la elección de algunas colaboradoras, pero con Blanca Judith Díaz Delgado, ha sido la más mala.
Nunca antes Nuevo León había tenido tantas mujeres como ahora en el gabinete presidencial. Y no porque López Obrador sea un feminista, no, para nada.
Tatiana Clouthier, Clara Luz Flores, María del Rosario Piedra Ibarra, Ana Margarita Ríos Farjat, San Juana Martínez y Olga Sánchez Cordero, tienen residencia regia.
Salvo Piedra Ibarra, Ríos Farjat y San Juana, son nacidas en NL. Las demás se avecindaron para estudiar y desarrollar, igual que Judith, nacida en el ex DF.
Andrés Manuel erró al designarla como Coordinadora Estatal de los Programas de Desarrollo en NL, sin el perfil que requiere oficio político y sensibilidad.
La ideología de derecha, donde Blanca Judith se desarrolló, dista mucho de MORENA, a donde ella arribó luego de 22 años de militancia en el PAN.
La “Super delegada”, como se le conoce, inició su aventura política en 1996 en Guadalupe, con el alcalde Jesús María Elizondo, quien destacó por corrupto.
Su desarrollo fue legislativo en el PAN. Diputada local, Diputada federal y cerró como como suplente del Senador Fernando Elizondo, quien cambió a MC.
Por eso se entiende que no le entienda a la política social de Andrés Manuel. Primero los pobres y los más necesitados, antes que el confort del pavimento.
Ella, como muchos y muchas, se trepó al tren de MORENA, donde no encaja en lo social y una de sus víctimas es un humilde discapacitado que habita en la zona rural de Cadereyta. Así de sencillo.