Por Salvador Hernández LANDEROS.
Tal parece que el predominio producido por el Estado en cuanto al trato a los menores de edad, ya invadió en las labores legislativas del Congreso Local.
El modo ludibrio del diputado Héctor García lo manifiesta al decir que para “socializar” la reforma a la Constitución, se tomará la opinión de los niños.
Según el legislador, “se consultará a los menores sobre los temas que les gustaría se incluyeran en las reformas a la Constitución” (sic).
¿No será una broma lo que dice el diputado? “Que los niños de manera sencilla expresen qué quieren en la Constitución, qué quieren que se plasme en su beneficio, en el de sus padres o en su entorno” (sic).
No sabrá el diputado. De acuerdo a los programas de la SEP, el civismo, es materia obligatoria en la educación básica y media superior.
Fue niño, suponemos que tiene hijos y que conoce que en el universo de los menores de hasta 10 años, lo importante para ellos es dormir, jugar y comer.
Y el complemento a su formación es aprender a leer, escribir. Las tablas de sumar y multiplicar, además del civismo la historia del País y hacer la tarea.
Asombra lo “positivo” del diputado al decir que: “De entrada, tenemos 5 primarias (Hay más de 3 mil) donde ya nos han invitado a platicar sobre esto; 3 secundarias y las preparatorias 8 y 22 y vamos a ir” (sic)
Hasta pareciera que el Congreso se contaminó del sentimiento de Samuel y su esposa para transmitir la idea de involucrar niños en su administración.
No queremos pensar que Héctor García lo dice así para mofarse, burlarse, humillar, desprestigiar o madrear a la administración estatal. Claro que no.
A menos que quiera cambiar la función del Congreso con la “Escuelita Vips” de Ortiz de Pinedo”. Pero que sus diputados se aprendan la Constitución.