Por Salvador Hernández LANDEROS
Samuel García debe definirse. Si seguir siendo un gobernador auto devaluado, o ser un Youtuber idiotizador como los que abundan en las redes sociales.
Es lamentable decirlo, pero él solo se ha destruido en poco tiempo un futuro político que se veía prometedor y, de paso, perjudicando a futuras generaciones.
El nuevo Nuevo León no tiene la grandeza de antes. Desde el inicio del Milenio ha decaído en lo social y cultural. En lo político está en el suelo, sin líderes.
Presume tener licenciatura y tres doctorados y no está a la altura de ellos. Sin esos títulos, sus antecesores antes del milenio, fueron verdaderos gobernantes.
El gobernador es el gobernador. Y como tal, responsable de todo lo que ocurra en su Estado. No ocultar su incapacidad con visiones y acusaciones plañideras.
Su verborrea imaginaria, con “incendios provocados donde hay mujeres, niños, niñas y bebés para desestabilizarlo”, lo ubican en una mentalidad complicada.
En los meses que lleva gobernando, mostró que no tiene oficio ni peso político. Al echarse “pá delante” se escuda o cobija aludiendo a su “compadre” Colosio.
Su falta de oficio es notoria. Sin decir nombres arremetió contra alcaldes que simplemente lo ignoraron y no se gancharon. En el primer raund lo noquearon.
Él mismo, con sus palabras se autodevalúa. Dice que: “habló con el Vice fiscal Luis Enrique Orozco y pidió una investigación y sanción a los responsables”
“Le pido públicamente a la Fiscalía que investigue y sancione muy duro a estas personas que no se en que mundo viven sin escrúpulos” (sic)
Se supone que Samuel es abogado. Sabe que hay cauces legales para denunciar. Entonces, ¿Por qué dirigirse a los pies y no a la cabeza de la fiscalía general?