El desperdicio de Abel Guerra.

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Por Salvador Hernández LANDEROS.

Quién no conoce al arquitecto Abel Guerra. Hace 32 años que, oficialmente, el PRI lo nominó para la alcaldía de Escobedo, municipio que es su feudo.

Desde 1991, que inició su primera campaña para alcalde, acumula kilómetros recorridos y un colmillo que le arrastra, con el riesgo de romper alfombras.

El PRI le dio todo. El municipio de Escobedo. Quienes le sucedieron fue por obra y gracia de él. Líder estatal priista y diputado federal en 2 veces.

Le tienen afecto, pero otros lo desprecian. Unos priistas perversos le metieron zancadillas, incluso, cuando intentó ser gobernador y alcalde de Monterrey.

A como están las cosas, amén de lo político, en cuanto a obras, por ejemplo, en las Líneas del Metro, es un desperdicio que Abel Guerra esté en la banca.

Sea como sea y lo que sea, Abel Guerra, le sabe a la planeación urbana. Es arquitecto y como político entiende al ciudadano que se oponen a las obras.

Cuando el gobernador era González Parás, fue el encargado de la ampliación de Venustiano Carranza y consensuó la obra con la aprobación de vecinos.

La falta de oficio político de Samuel García, lo empecina en mantener un economista en Movilidad y Planeación Urbana, donde urge un arquitecto.

Hernán Villarreal es un buen hombre, pero nada más. Tiene licenciatura y maestría de economía. Pero nada que ver con la Planeación Urbana.

Claro, falta que Abel quiera echarse esa responsabilidad de las Líneas del Metro, que, a decir verdad, ya están muy manoseadas y sin proyecto.

Además, está en vías de posicionarse en las próximas elecciones y dentro de tres años, más todavía, como asesor principal de una posible gobernadora. 

chavalolanderos@yahoo.com.mx