Por Salvador Hernández LANDEROS.
Samuel le tiene miedo a Adrián. Por esa razón lo ha vetado para la fiscalía General del Estado. Por ello, hasta ha dicho “que se tiene que ir del Estado”.
Se van a cumplir 5 meses que Samuel preguntó a los medios: “Pónganse en mi lugar ¿Cómo se atreven, por simple lógica, a ponerme a mi rival enfrente?”.
Más de 4 meses han sido suficiente tiempo para analizar y entender que Samuel García, iba a perder reflectores con Adrián de la Garza al frente de la fiscalía.
La exclamación de, “cómo se atreven”, puede entenderse como un grito de defensa ante el temor o desesperación, que late igual que la inseguridad.
Adrián no es “una perita en dulce”. Nació, creció y se formó en todo lo que conlleva la anterior Procuraduría de Justicia y, actualmente, la fiscalía General.
Samuel sabía y sabe, que, con Adrián en la FGE los resultados podrían ser diferente y, eso, haría que la ciudadanía volteara sus ojos hacia al Fiscal.
Pongan atención a otra desesperación de Samuel: “En qué cabeza cabe, ¿cómo me van a poner a mi rival?, que se metió con mí familia, la de Colosio, los videos, los hackeos, y que me diga el Congreso “Compadre, pues te toca con él”, pues no señores, no lo admito”. (sic)
Adrián fue su rival en la contienda política, pero, porqué mencionar videos y hackeos, si eso fue contra Clara Luz, que, finalmente, favorecieron a Samuel.
El 1 de diciembre del 2022, en Veracruz, Samuel insistió: “Adrián ya perdió, tiene que entender que Nuevo León no lo quiere, que se tiene que ir”. (sic)
Desconocemos esas facultades del gobernador para decidir quién se tenga que ir del Estado, mientras que gustoso, presuma que AMLO lo apoya en eso.
El “pecado” de Adrián de la Garza, para no llegar a la gubernatura, lo sabe bien Samuel. “Pecó” de más con su hombría al censurar a El Norte, lo que ningún político ha hecho.
