Por Salvador Hernández LANDEROS.
A casi un año de que López Obrador soltara el dicho de que la pandemia “le venía como anillo al dedo”, hoy “se le puede voltear el chirrión por el palito”.
El 1 de abril del 2020, el presidente AMLO aseguró que “la crisis de salud y económica desencadenada por el coronavirus era transitoria” (sic).
Según él, el Covid-19 serviría “para afianzar el propósito de la transformación del País para acabar con la corrupción y que haya justicia en el País.” (si
La realidad es que ni uno ni lo otro. La pandemia, que ya ha cobrado miles de vidas, no es culpa de él ni de ningún gobierno de antes. ¿Tendrá otros datos?
El manejo de la misma, sí es responsabilidad del actual gobierno federal, como también de los estatales y municipales y, entre ellos, se reparten las culpas.
La frase “Como anillo al dedo”, según se usa por la oportuna llegada de algo o alguien, con alto grado de exactitud, que se necesita en ese momento.
¿Requería el presidente de algo tan mortal como la pandemia para fortalecer su gobierno? Y más, para acabar con la corrupción y la injusticia en el País.
Andrés Manuel López Obrador no es un improvisado en el 2018. Desde el inicio del milenio se dedicó a buscar la presidencia. Sabía de los tejes y manejes.
Desafortunadamente para millones de mexicanos, la maldita pandemia no es transitoria a corto plazo y la corrupción sigue al igual que la injusticia.
Ahora atraviesa por otra crisis. La de credibilidad, que, sin tener culpa, la naturaleza le envía algo inoportuno, nada que “le venga como anillo al dedo”.
Por querer tomar todo, mando y control de alguna situación, llámese CFE, lo logrado en dos años, se le puede “voltear el chirrión por el palito”.
