Por Salvador Hernández LANDEROS.
Abrir las puertas del PAN a Manuel González Flores es un agravio que la
neocúpula hará a los prohombres que lucharon por la Democracia en NL
Es una inadmisible ofensa al honor de ilustres panistas como Pablo Emilio
Madero, José Ángel Conchello. Luis J Prieto, Humberto Junco y otros.
Es una infamia y humillación para Fernando Canales Clariond quien, con
otros panistas, fueron anulados, ultrajados e injuriados en Palacio de Gobierno.
Lo mismo padecieron cientos de albiazules inconformes que participaron en el plantón multitudinario al protestar el resultado del 7 de Julio de 1985.
La contienda electoral por la gubernatura fue entre Jorge Treviño y Fernando Canales. La constancia de mayoría fue para el PRI y el PAN la impugnó.
En esos hechos, Fernando Canales y otros integrantes del PAN fueron
desalojados del Palacio, cargados “de aguilita” y bajados por las escaleras.
Quien se enteró de todo lo ocurrido fue el joven Manuel González Flores, que
se desempeñó tres años como secretario particular del Gobernador.
A mitad de sexenio, González Flores, se fue de diputado al Congreso Local,
como coordinador de los priistas donde siguió confrontando a panistas.
Del daño a la dignidad panista en tiempos actuales, Manuel González no tiene culpa, es de quienes dirigen la neocúpula y en el pecado llevarían la penitencia.
El exsecretario general de gobierno hace lo suyo. Junto con su jefe planeó
buscar protección a través del fuero federal por lo que se pudiera ofrecer.
Va por el Séptimo Distrito Federal donde se ubican municipios cuyos alcaldes
periféricos, desde hace meses, fueron alineados y sumados a sus propósitos.
Allá ellos y que, con su PAN, se coman su desplome moral.
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