Por Salvador Hernández LANDEROS.
Tan sencillo que es hacer lo práctico. Y la magia de entender que más vale tener que decir y no que le digan. Así lo entendió el alcalde de Santiago.
Daniel de la Peña Marroquín, se quejó del abandono a la carretera que lleva a parajes como la “Cola de Caballo”, “Laguna de Sánchez” y otros más.
A El Norte le informó que “había cientos de baches y zonas peligrosas sin barandales de contención que ponían en peligro a los paseantes”. (sic)
El alcalde del “Pueblo Mágico “aseguró que “esa carretera tenía al menos seis años sin recibir mantenimiento”. Olvidó que hubo pandemia y crisis hídrica.
En este espacio le dijimos: “que se pasa de vivo. No tiene dinero para tapar 360 baches, pero el recurso le sobra para promocionar su imagen”. (sic)
Pero ¿Qué creen? El alcalde entendió el mensaje y se puso las pilas. Se abocó a tapar los baches y con recursos propios reparó las carreteras citadas.
Señaló que “invirtió medio millón de pesos, más la mano de obra, para hacer el trabajo que le correspondía al Estado y dar seguridad a los visitantes”.
De la Peña entendió que trabajar por el bien de los ciudadanos se gana más imagen, cierta y real. Miles de visitantes verán que en Santiago se trabaja.
Tampoco vale echar culpas a otros. La voluntad de trabajar anula la crítica. Eso de apoyos oficiosos y papeleo oficial y burocrático, queda en eso, en papeles.
Con la misión cumplida, dar seguridad a los visitantes a Santiago, le permitió al alcalde ir de vacaciones, como debe ser, con la familiar. Lo anunció en FB.
Y la suerte le favoreció. Lamentablemente, la esposa del alcalde de San Pedro, Miguel Treviño, sufrió percance vial en Santiago. Y De la Peña no tuvo culpa, él tapó los baches.