Por Salvador Hernández LANDEROS
La credibilidad de Samuel García está por los suelos en cuanto a denunciar públicamente y llegar “hasta donde tope”, con las corruptelas de “El Bronco”.
Y así seguirá, en credibilidad cero, mientras mantenga en el cargo a Carlos Alberto Garza Ibarra, como secretario de Finanzas y Tesorero del Estado.
La honestidad de Garza Ibarra es cuestionada y su permanencia en el cargo lo hacer ver como “testigo protegido”, o lo que es peor, un simple “pitarra”.
La figura del “testigo protegido” se brinda a quien accede en forma voluntaria con las autoridades y, a través de testimonios probatorios, investigar los delitos.
Carlos Alberto fue administrador principal del erario estatal con “El Bronco” y ¿A poco no se dio cuenta de las corruptelas que hoy denuncia Samuel?
Si se enteró, ¿quién le pasa información fidedigna a Samuel? En el argot policial, a esa persona se le conoce como “soplón”, “dedo”, o “pitarra”.
Samuel ha expresado públicamente corruptelas en el Isssteleón, Agua y Drenaje, Instituto de Movilidad, Metro y otras áreas que afectaron el erario.
¿Cuál es la función y responsabilidad de un tesorero? Carlos es un economista capaz y debió conocer los malos manejos, pero se abstuvo de un deber legal.
Desde el punto de vista jurídico, el tesorero podría tener responsabilidad, por omisión, por no realizar la acción a la que estaba obligado hacer por Ley.
A Samuel no se le creen sus denuncias públicas dado que las quiere hacer a través de la Fiscalía Anticorrupción y no penalizarlas ante la FGE.
Hasta antes de colaborar con “El Bronco”, el expediente de Carlos Garza era de diez. Lo aprobaban empresas locales y áreas oficiales, entonces, ¿Por qué lo mantiene Samuel?
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