Por Salvador Hernández LANDEROS.
La bajeza y vileza de Samuel García no tuvo límites al utilizar el padecimiento de un niño con cáncer, para propósitos que igual ofendieron a los católicos.
Lo que hizo, nunca en los últimos 60 años, lo hicieron sus antecesores. Por más corruptos que hayan sido, jamás utilizaron esa política perversa.
Sus palabras, “Que la invitación del Papa Francisco a una audiencia donde reciben a los mandatarios, fue por el impacto que le causó hasta allá, el gesto de solidaridad de Mariana con un niño con cáncer que perdía su cabello”.
Utilizar el padecimiento del niño, minado psicológicamente, no se vale. Es falta de sensibilidad, humanismo, respeto y violación a los derechos del niño.
Igual ofendió a la grey católica. Involucrar a la Iglesia y al Papa, el supremo pastor de toda la Iglesia Católica, viola la Ley de los Diez Mandamientos.
El 2o Mandamiento dice: “No tomarás el nombre de Dios en vano” y refiere que el creyente tiene prohibido usar el nombre de Dios (usó al Papa, quien rige la Iglesia con la misma autoridad que Cristo) para mentir y sacar provecho de los demás.
También violó el 8o Mandamiento: “No darás falso testimonio ni mentirás”, que prohíbe la mentira, por el poder de destruir moralmente a las personas.
De Samuel, se sabe que profesa la religión católica. Así contrajo matrimonio. También ha asistido a cursillos religiosos en la iglesia Cristo de la Montaña.
Ya oiremos y diremos sobre la postura de la Iglesia Católica, en voz del arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, por si el domingo señala alguna amonestación al nuevo gobernador.
