Por Salvador Hernández LANDEROS.
Estamos conscientes que Aldo Fasci no es policía de carrera. También, si deja el cargo, la inseguridad no se va a acabar. Es multifactorial, social y cultural.
Si su salud física está en riesgo, que se atienda. Pero que no sea justificación para dejar el cargo y, en caso contrario, que renuncie con toda dignidad.
De hecho, ya se va. Y lo hace muy a su estilo. Se despidió del cargo durante una reunión de trabajo y, ante el Colegio de Abogados, hasta brotó el llanto.
Decimos que Fasci no es policía, no tiene carrera policial. Es administrador de la corporación preventiva y nunca ha sido un operativo en un enfrentamiento.
No estamos a favor de que deje de ser secretario de seguridad pública. Él es un mal necesario para el bien de los ciudadanos. Es de aquí, igual que su familia.
La inseguridad que vivimos no se va acabar con la renuncia de Fasci. Será un hueco difícil de cubrir. El sustituto debe ser un verdadero y curtido policía.
En el medio local no vemos quién lo sustituya. Es probable que venga “uno de fuera”, que traiga su gente. Quién garantiza que no serán los clásicos “gaviotas”.
No vale volver al pasado. En 1975 los judiciales protestaron por colaboradores “gaviotas”. “Calientan la plaza, se van y dejan la bronca aquí”, argumentaron.
¿Cuántos secretarios de seguridad ha tenido NL, en 20 años? Han venido Generales, Comisarios, Abogados, Ingenieros y la inseguridad no se acaba.
Fuera del argumento de salud, no vemos otro para que dejé el cargo. Con Nati y “El Bronco”, fueron gobernadores absolutos. Con Medina, su papá ordenaba.
Acabar con la inseguridad no es sólo cuestión de balazos. Hay factores como la economía, desempleo, las adicciones que no reconoce la familia y otros.