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Por Salvador Hernández LANDEROS.
Un día sí y otro también, Clara Luz Flores resta puntos a su imagen. Y lo peor del caso, es que la culpa no es de ella, sino de los creativos de campaña.
La imagen de la candidata por la coalición “Juntos Haremos Historia en NL”, está en riesgo de convertirse en un mazacote apelotonado y apelmazado.
Clara Luz Flores, pese a haber hecho política durante 20 años dentro del PRI, proyecta una imagen fresca. En mercadotecnia, es un producto vendible.
Ya son varios los errores que, por escuchar a sus asesores, ha tenido que salir a desdecirse. Y esos traspiés la hacen ver mal, sin emplear calificativos.
Eso de que hasta el presidente López Obrador, a nivel nacional, salga y la defienda en una de sus mañaneras, causó burla. “No me defiendas compadre”.
No se puede evitar mencionar a su esposo Abel Guerra. Le sobra experiencia, creatividad y mañas para enfrentar campañas y las guerras sucias.
El entiende muy bien en que terminan las campañas. Cuando se gana, a la victoria le sobran los padrinos. Y cuando se pierde, la derrota es huérfana.
A Clara Luz se le está asfixiando, no la dejan ser como ella es. Si se equivoca, déjenla ser. Nadie esta exento de errores y mucho menos en política.
No sabemos quién ha tomado la decisión de incluir al equipo de campaña a priistas o ex priistas para arroparla, haciendo a un lado a los morenistas.
El incluir a Pedro Pablo Treviño, (nomás falta Nati) no es garantía de triunfo. Por culpa de todos ellos, el PRI acumuló costosas derrotas.
Déjenla ser como ella es. Embuir la campaña con ideas arcaicas o vengativas no traerá resultados positivos, más aún, frente a un cambio generacional.