Por Salvador Hernández LANDEROS.
El tiempo apremia a Samuel García para comprobar todo lo que ha denunciado en contra de Francisco Cienfuegos, si no, lo convertirá en una víctima.
De continuar con sus desenfrenados ataques, Samuel solo le estará haciendo “una campaña de victimización” que le favorecería al priista en el 2024.
De Cienfuegos, ha dicho hasta de “lo que se va a morir”. Incluso, se metió con la familia, lo cual representa un agravio que la misma sociedad recrimina.
Lo ha acusado de facturero, de ser socio de los Martínez, a quienes clausuró el edificio Kalos y clausurarle el local que le sirvió de campaña para alcalde.
Lo ha asociado con Zeferino Salgado, dirigente del PAN y, recientemente, le exhibió la finca que el priista adquirió en el 2017 en Villa de Santiago.
El gobernador se lava las manos con el argumento de que él no tiene nada que ver. Que son averiguaciones que corresponden al fuero de FGR, UIF y SAT.
De hecho, Cienfuegos le ha servido a Samuel para apagar sus propias lumbres que se le han encendido por causas de tres de sus principales colaboradores.
Con Cienfuegos no podrá apagar los tres fuegos que le están quemando. Son Glen Villarreal, Rodolfo México Villarreal y Miguel Ángel Sánchez Rivera.
Para tapar sus propias “bombas”, como llamó a casos que denunciaría contra colaboradores de “El Bronco”, Samuel seguirá con sus ataques mediáticos.
Ahora culpa a la “vieja política” por un supuesto atentado ocurrido en una oficina de Agua y Drenaje. Y se le viene otra “bomba”, con Hernán Villarreal.
El tiempo se le viene encima. El presidente AMLO andará “enquehacerado” con lo suyo, lo de él, con sus “corcholatas” y Samuel habrá de “rascarse con sus propias uñas”.