Se va, o no, el General.

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Por Salvador Hernández LANDEROS.

Las evidencias documentadas contra el General Luis Cresencio Sandoval, no le permitirían continuar en su alto cargo y la decisión está en el presidente.

Su dudosa honestidad y rectitud; la ausencia de comportamiento integro y ético ante sus oficiales y tropas, han mermado la moral de los militares en el País.

Es profundo el daño que el secretario General ha causado a las fuerzas armadas que, sólo con su retirada del mando, revindicaría la imagen militar.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, muy afecto a los sofismas, tiene un motivo para separar del cargo al General y cercanos colaboradores.

La situación actual es riesgosa para los mexicanos, porque, ahora el presidente “tiene en un puño” a los militares a quienes ha dado ciertas concesiones.

Es posible que en una de sus “mañaneras”, el presidente se vea preocupado en obtener una solución correcta, con una puerta de “salida digna”.

La decisión no se tomaría de inmediato, requiere del consenso entre la élite militar y que en su “mañanera, sus oyentes estén de acuerdo en ello”. 

Por lo pronto, instruyó a Ricardo Monreal para que, ante diputados y senadores, el General comparezca para evaluar su desempeño en la SEDENA.

El líder morenista ya se adelantó diciendo que: “quedará a discreción del General el responder cuestionamientos de la adquisición del departamento”

Las pruebas aportadas por “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad”, permiten a López Obrador maniobrar con la elección de un nuevo titular.

Reforzar sus intenciones con otro General a modo, quien bien podría ser asesorado en inteligencia militar por personal allegado de Cuba o Venezuela.

Podría ser. ¿Quién se lo impediría? ¿Los militares?

chavalolanderos@yahoo.com.mx