Por Salvador Hernández LANDEROS.
Es penoso que, en el Día Internacional de la Mujer, la alcaldesa Cristina Díaz Salazar haya sido exhibida públicamente por abuso de autoridad.
La denuncia hacia su persona, no fue cualquier cosa. Fue en una media plana en el periódico local de mayor circulación entre el medio político.
El abogado Sergio Ricardo Treviño Cañamar, de reconocida solvencia moral, elevó su queja en forma directa hasta al gobernador del Estado de NL.
El litigante pide la intervención del gobernador Samuel García, para que evite “la impunidad y se aplique la Ley” en contra de la alcaldesa de Guadalupe.
Pero Treviño Cañamar va más allá. Pide, en este caso, que a Díaz Salazar se “le separe de su cargo de alcaldesa durante el trámite del juicio respectivo”. (sic)
Cristina está por concluir, hay que reconocerle, su exitosa carrera en la función pública de casi 40 años de militancia en el Revolucionario Institucional.
Atestiguamos, invitados por su amiga Mary Huerta, cuando protestó como candidata a la disputación local en su municipio y de ahí, para adelante.
En lo legislativo y partidista tiene más recorrido que miles de priistas. Presidió la CNOP a nivel nacional y el CEN del PRI, logros que hacen la diferencia.
Sin ánimo de ofender a las mujeres, son pocas sobre salientes en el PRI. Margarita García, María Elena Chapa, Carlota Vargas y Cristina Díaz.
Algún colaborador, le podría estar haciendo quedar mal y ensuciando su imagen y trayectoria encaminada a la retirada, lo cual sería muy vergonzoso.
Eclipsar así una carrera, percudiéndola con esa mancha, no la merece Cristina. Dejaría un camino sin pavimento político para el futuro de nuevas generaciones.
