Por Salvador Hernández LANDEROS.
Mal y de malas inicia nuevo año para los habitantes de Nuevo León, con un
gobernador errático en políticas públicas y, de pilón, cansado como policía.
Jaime Rodríguez Calderón sigue empecinado en mantener cerrados espacios productivos para poder contener los contagios del Covid-19. No se sabe otra.
A diez meses de padecer el pandémico mal, el gobernador y sus colaboradores
no han aprendido a controlarlo y reparten sus errores y culpas con la sociedad.
El sexenio actual funcionó medianamente los dos primeros años. Los tres siguientes, la administración de “El Bronco” ha transitado sin pies ni cabeza.
Este será el peor sexenio de los últimos 50 años. Sin obra alguna que sea un
sello distintivo. No hay una sola obra para salvar el orgullo independiente.
El 2018 fue un año desperdiciado por “un sueño guajiro” al contender por la
Presidencia de la República.
Un soñador que sabía cuál sería la realidad.
Se subió al ring para medir fuerzas con el presidente en el 2019. Por calificarlo
de “guevón y mantenido”, las consecuencias las están pagando los habitantes.
El pandémico 2020 no es su culpa. Pero la Alianza Federativa y sus amarres
políticos para la elección del 2021, lo han alejado de su deber y responsabilidad.
Antes de cerrar el año, “El Bronco”, muy fiero sentenció a la ciudadanía
diciendo: “Ya me cansé de hacerle al policía”. ¿Y de gobernador, qué?
Olvidó que sus patrones no lo contrataron para andar de policía.
Tampoco de alborotadores a los maestros y él les dijo a ellos quienes pagaban sus salarios.
En fin, a partir de hoy restan nueve meses y hay una gran interrogante para el futuro.
Parece ser que no hay premisas que sustenten algo mejor para el Estado.
chavalolanderos@yahoo.com.mx