No se mata la verdad matando periodistas.

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Sin esclarecer aún el asesinato del periodista.

Iram Contardo/KW Noticias.

Sabemos que el periodismo es un oficio de riesgos donde si no te “mueres de hambre” como dicen muchos, también te mueres, mejor dicho “te mata” la inseguridad o el narco, pero también la lentitud toda la parcimonia con la que actúan las autoridades, muy probablemente por la corrupción o puede que hasta el involucramiento.

Hoy se cumplen tres años de la ejecución del periodista Javier Valdez una herida abierta en el gremio, una herida abierta por la impunidad que hay en México. Valdez fue asesinado el 15 de mayo de 2017 en la ciudad de Culiacán, en Sinaloa a las 12.00 a las afueras del semanario Ríodoce, de 12 tiros… “No se mata la verdad matando periodistas”, entiendan.

Organismos defensores de la libertad de expresión y el semanario Ríodoce donde trabajó, denunciaron negligencias y retrasos en la impartición de justicia sobre el crimen ¿Qué más se puede hacer?

En un comunicado conjunto emitido por Propuesta Cívica, Reporteros sin Fronteras (RSF), el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), y Ríodoce, las agrupaciones y el medio de comunicación demandaron castigo para los autores intelectuales del asesinato.

Aquí un un fragmento de la antología de Javier Valdez, titulado Periodismo en tiempos violentos, que si no lo vio en otros espacios, qui se lo exponemos y que señala: “Uno se siente como un funámbulo, un acróbata del periodismo: haciendo malabares para no quedarse callado, guardar silencio. Y uno grita en los mítines las protestas, “no nos callarán”. En realidad ya lo hicieron. A medias o totalmente, como en Tamaulipas o en Sinaloa o en Chihuahua. Ya mandan y no somos nosotros los que tecleamos en las computadoras a la hora de hacer las notas, son ellos los que eligen las letras, las palabras, los párrafos y fotos de nuestras historias”.

En ésta fecha, nos unimos a la familia del comunicador, y a las manifestaciones de repudio que han hecho, debido al poco avance de justicia que ha habido del caso.

Sí es una profesión, un oficio de riesgos, pero no tendría que ser así con tanto riesgo, inseguridad, censura y sangre derramada.